Es difícil expresar lo que se siente en un rodaje como éste, quienes trabajen en el cine sabrán a qué nos referimos. La experiencia de viajar de un lado a otro y compartir cada minuto con los compañeros de equipo es algo que se queda grabado, sobre todo si, como en nuestro caso, el rodaje se convierte en una aventura y en un continuo descubrimiento. Ha sido -decíamos en la furgoneta, camino de Madrid- como si hubiéramos pasado las últimas dos semanas en los años sesenta, como si hubiéramos viajado en el tiempo.
Antonio Tarruella, ayudante de dirección de John Huston, Richard Fleischer y Charlton Heston (entre otros), con quien ayer mismo tuvimos el inmenso placer de charlar mientras compartíamos una botella de vino y unos ibéricos en su finca de Badajoz, nos decía que lo que más echa de menos del cine son los rodajes, la experiencia de estar fuera de casa, fuera de la rutina, y formar parte de esa gran familia que es el equipo y gracias a cuyo esfuerzo e ilusión las películas salen adelante. Estamos de acuerdo con Toni.
Ahora queda la parte más complicada, en la que rodaremos el making of y la ejecución de una secuencia de acción que consistirá en la persecución, explosión y vuelco de una diligencia, todo ambientado en la época de Curro Jiménez y preparado por dos enormes profesionales: Ricardo Cruz, coordinador de especialistas, y Molina FX, experto en efectos especiales. Pero aún quedan algunas semanas para eso... Mientras tanto, seguiremos ampliando esta crónica incompleta lo mejor que podamos, colgando fotos y compartiendo con todos vosotros nuestra ilusión, impresiones y vivencias.
Gracias a todos!
